José
Eugenio Sánchez es hijo de la poesía, pero sobre todo del rock, de los cartoons
y del cine. Su obra es divertida, fresca, también es el trabajo de un sociólogo
de la soledad. Conoce aquí más de su obra
Sábado 07 de mayo de 2005 Por
José Jaime Ruiz | El Universal
Hasta
donde alcanza la mira, José Eugenio Sánchez es nuestro primer "popeta". Alguno
de los 35 mil lectores de Letras libres pudo disfrutar su poema "Balada de las
últimas bombas" en la edición de abril. Ese poema es una muestra de que para el
poeta regiomontano (aunque nació en Jalisco en 1965) no existe la poesía sin
personajes, sin máscaras, es decir, sin el "yo".
Sánchez
es hijo de la poesía, pero sobre todo del rock, de los cartoons y del cine. Sus
influencias "popéticas" provienen del western, de Leone, de Bertolucci, y de
grupos como Led Zeppelin, pero también de Bob Dylan, Leonard Cohen, Lou Reed y
Tom Waits, por mencionar algunos. Si es cierto que Borges se atrevió a decir
que el western había salvado a la épica en el siglo XX, Sánchez usa esa épica
para volverla lírica: riff. Guitarra, sí, pero también formato wave.
Physical
Graffiti (Colección Visor de Poesía) es un western en su parte más intensa
llamada "El asalto a las putas". Lo demás pasa del homenaje a la Mujer a una
nostalgia por la generación perdida del rock inaugural, además de Charly Parker
y de Ella Fitzgerald. Nacido en los sesenta, a Sánchez le "platicaron" los
sesenta. Y, sin embargo, su nostalgia nada tiene qué ver con la tristeza, acaso
con la ironía.
Su más
reciente poemario, La felicidad es una pistola caliente (Colección Visor de
Poesía, 2004), es una traducción metafórica de la mítica canción de los
Beatles. Sociólogo de la soledad, los poemas de Sánchez apuntan a una
sociopatía tranquila, con mesura, con lapsos circundantes, con la dejadez de
quien se sabe inútil porque inútil es toda provocación o prevaricación.
Cronista de lo inútil, el poeta regiomontano puede reírse de la formalidad de
las presentaciones literarias (cfr. "el día de las guacamayas") o de las "íntimas tristezas reaccionarias" (ver "un verdadero héroe de la revolución").
Y así,
José Eugenio Sánchez es el "popeta":
Meditación
en las costas donde las tortugas entierran sus huevos
oh no no no:
mi debilidad sería morir en la bóveda del señor burns
en la chequera del internazionale
o en la polvera de pauline
contento estoy por el dinero sí
y por las mujeres y los hombres con dinero sí
y por los lugares que lo tienen
adoro el dinero
quiero cuatro clones mostrándome mi ropa cada mañana
y una tribuna de golf charlando conmigo por las noches
en estos días debería de haber algo diferente
pero poco puedo hacer con esta mascarilla de pepinos
y el martini que oh casi casi se me tira
en estos momentos de amor maroma rebote frontón pista de hielo
asiento trasero del coche
donde lo único importante es el dinero
y el sexo por EL dinero
y por dinero
la cantante duerme con un loco & CO; un abusivo; un representante & CO; un depravado: un hombre de siglo xx*
*INTERVENSION DE Los POEMAs por
Hace unos días, El Universal publicaba:
BOGOTÁ. sobre el poema : La coma de la luna.
"El
criterio es buscar poetas que los guíe el sentido. Excluimos la poesía
retórica, esa de la que lees páginas y páginas y no entiendes nada", explicó el
poeta Víctor Manuel Mendiola.
"Y es que
cada vez se lee menos poesía seguramente porque la gente no la entiende, por
este motivo los antologadores de La coma de la luna han basado su selección en
la capacidad de estos poemas de acercarse a la gente y hablar de problemas
comunes, lejos de los 'artefactos verbales que son lo más aburrido del mundo',
opina Mendiola. De esta manera se eligieron 114 poemas o fragmentos de 36
autores publicados entre los años 1945 y 2002".
"Se
encuentra Sánchez en esta antología? No lo sé. Lo que sí sé es que Sánchez
reúne y une todos los requisitos para ser un comatoso y un lunático más. Y lo
que sí sé es que una democracia debe defender a las minorías. En un mundo donde
la libertad es un supermercado hay que apostar también por la literatura
difícil y no sólo por la retórica del consumismo que pregona Mendiola.
José
Eugenio Sánchez baila como si el mundo apenas fuera a nacer, por eso la poesía
de este regio tapatío no se construye: brota. Todo en Sánchez es sonrisa,
carcajada. Olivia Doerge, reportera de Rumbo, dice: "Sólo le faltan los
cuernos, su risa es diabólica". En el "Azúcar" de San Antonio, Texas, el poeta
danza y se dice el mejor bailarín del Tercer Mundo, los poquísimos cubanos que
allí habitan le concedieron la razón. Y para algunos latinoamericanos este hijo
de Sánchez es un escritor de culto, sus libros se leen de pie y con fruición en
las librerías chilenas o colombianas.
Octavio
Paz le concedió a Sánchez el Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe a
la Joven Creación, fue el último premio que concedió el poeta mexiquense.
Acosado por la Fundación, Sánchez tuvo que hablarle a Paz por teléfono.
Absorto, Sánchez tomó el auricular y marcó... Contesta el autor de Libertad
bajo palabra y Sánchez se presenta y afirma después de una pausa: "No tengo
nada qué decirle". Paz contesta: "Yo tampoco", cuelga. Una semana después,
Octavio moría.