la ciencia entra en la sala con los brazos cargados con jeringas y cortadores; separadores de pecho.
el viento frío entra a la vez por la ventana mal cerrada
y por una actitud negligente que nadie supo advertir
sabia haber un gorro tipo bonete sobre aquella silla apoyada frente al lavadero de cerámica comida
teñida de amarillo
su lado mas percudido
aun prevalece el florero sin flores anaranjadas y ni del ojo de vidrio quedan fragmentos en los cajones de la cajonera que hace un cajón de años está
dejada fue
en basurero de cartón repleta hace tanto
la ciencia toma posición en el limite extremo de la sala en donde no es ocupado el pasado por ningún fantasma ortiva
se coloca de piernas muy abiertas en el borde de un dolor y espejea con su ojo el ambiente cargadito de gorjeos sutiles
se para el gorrión en seco en el acto de verla
ella, disparo, dispara miradas al ras muy cerca de las pisadas.
flotantes los humos se disipan
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