Palimpsesto. Hiperbóreo miticista. TUGURIO.- - .... --- .-. .. -. --- -.-. .- .-. .- -- -... .- Dermatilomanía lingüística: KISSING TUJES___
domingo, junio 30, 2013
viernes, junio 28, 2013
martes, junio 25, 2013
sábado, junio 22, 2013
una y 52
una y 52 minutos la seorita despide al seorito. se le monta a las caderas como si el mundo no existiera. pienso en sacar una foto. no. la vida pasa ante mis ojos. me siento agradecido de haber podido ver esto.
):((:) CUCHARITA
despierto
cucharita
beso tu cuerpo entumecido
tu hombro celeste, Roja
Un río pasa a los pies de la cama
no está revuelto
solo corre hacia la puerta
Sin abrir los ojos sonrío
me visto con los recordados pantalones
azules
enfilo al sur de mi
boca abajo, ella
"el dscrt ncnt de la burguesia"
Señora, mandé los 8 regalos a la tintorería y, Matu, en el jardín, duerme.
viernes, junio 14, 2013
martes, junio 11, 2013
lunes, junio 10, 2013
domingo, junio 09, 2013
jueves, junio 06, 2013
APUNTES PARA UNA BIOGRAFÍA MÍNIMA I
El hombre amaba perderse en la ciudad en que vivía. Se sabe que la madre amaba el piano, que el padre fue vendedor de telas, que en la casa había varios chicos, uno de ellos paralítico, y que todos jugaban en la Avenida Utopia. Eran juegos terrestres con pretensión de plegaria –como todos los juegos– y los niños los proferían como si fueran magos o trapecistas o amaestradores de pulgas en el circo fabuloso de su edad. Ahora los chicos habían crecido y el hombre trabajaba en el sótano. Se había rodeado de metonimias de su propio cuerpo y con ellas armaba cajitas que contenían el mundo que, como se sabe, contiene todo, incluso los chicos tullidos. La ciudad, mientras tanto, existía, ni más ni menos que él. A veces le subía la fiebre y esos días eran fabulosos porque las calles se llenaban de objetos cada vez más efímeros (más imprescindibles) y el hombre salía, enfundado en su propio asombro, como si fuera un lenguaje o una luna cualquiera. En su cabeza, nada se había movido. Aún la madre hacía pasteles, el jardín se atestaba de ositos de trapo y el sótano ardía como la silla de ruedas cada vez que el hermano pedía una estrella o cualquier otra cosa, igualmente imposible y maravillosa.
MARÍA NEGRONI - ELEGÍA JOSEPH CORNELL
martes, junio 04, 2013
lunes, junio 03, 2013
DE LA ELEGANCIA MIENTRAS SE DUERME de VIZCONDE DE LASCANO TEGUI
4 Diciembre 18...
He
sentido al nacer el deseo de corregir esta naturaleza humana que sentía frágil
e imperfecta. Mi vida luego la he consagrado a esa sola intención. La lógica no
ha secundado mis esfuerzos. La lógica debe resentirse de la misma imperfección:
es también humana. La lógica aconseja echar agua sobre el fuego para
extinguirlo. Yo he ensayado apagar el fuego colocando un frasco dentro de una
cartera.
No
lo he conseguido.
De
este fracaso me queda el consuelo de haber ensayado un procedimiento personal y
que no se lo debía por cierto a la lógica de los hombres, que si saben apagar
el fuego, no saben en cambio ser felices. Yo he querido ser feliz. Tenía que
seguir necesariamente otro camino.
No
hubiera discutido con nadie el problema. Me parece pasado de moda. Pero para mí
me he dicho: ¿Tengo un alma? Sí. Y, ¿qué es? ¿Una silueta imperceptible de mi
persona viajera, externa, inconsútil, vaporosa, etc.? Estas son formas
consecuentes a la lógica humana. El espíritu se desprende de la materia, si no
es ella misma, no tiene ni vida, ni color, ni figura, ni nada. La lógica de los
hombres es la lógica de los niños de Macedonia, donde nacieron los filósofos,
la misma que la de los niños de Manaos (Brasil).
Mi
madre nos cortaba y cosía la ropa y jamás nos bordó letra alguna ni puso mayor
cuidado en nuestras camisas que en el dobladillo de un trapo de cocina. A pesar
de sus olvidos de civilizada, crecí fuerte, lo mismo que mi pobre hermano,
aquél que sirvió para experimento.
Esa mujer que cumplió
con su deber tenía el temperamento de un artista y por eso fue simple en las
ropas que hizo para vestirnos. Yo quisiera escribir mis cartas sin dobladillo,
con su misma sinceridad y sencillez.
De
la elegancia mientras se duerme (Bs.As., 1923, con
traducción al francés, en 1927; Reedición de la Editorial Simurg, Buenos Aires,
Argentina, 1997, de donde se tomaron los extractos que presentamos.)
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