viernes, mayo 27, 2011

Venganza femenina _ ficción en unas cuantas partes _ 1




...- Si, Paraguay y Libertad. La veo hablar por teléfono, y la oigo.
-...
- A que hora llegas?. Esta lleno de chicos lindos que fuman parisienes.
(19 20). Ingenuo yo pasaba.


Eran las 18 36. La chica (mujer) estaba con unas calzas grises y una remerita holgada de color blanca, fresca, al viento. Colgó.


- Me invitas un café?. Tengo hasta las 19 15, me dijo.
- Si.
- Acá nomás en la esquina, hay un bar.




Documento1


Simplemente puedo decir esto: Respecto a la destrucción total del rodado
Y la más lamentable Explosión de culo de botella...

Hay un árbol y un gato
Y ...
En un afiche.

En cuanto a los sucesos del Martes ultimo, solo puedo referirme a la buena fe con la que actué, con el reparo con que me moví y; con la sapiencia evidenciada ante el dolor y la perdida. Seguramente el gato y el árbol, incluso el afiche mismo, fue/ron el detonador
Generando el ennegrecimiento del cielo, en el cielo, y, un sin fin de problemas asociados.





La tensión de este momento





¿que es la bruta estirpe? 
¿Qué, el estigma del bien mal?

ok, 
papá murió temprano hoy por la mañana

miércoles, mayo 25, 2011

algunos chinos



Chinos! Chinos!! Veo chinos por todos lados
Chinos con peluca
Chinos bizcos
Chinos rubios perfectos

Azules chinos y Chinos de frac. /,,,

Comer es una doctrina que el pueblo elegido olvidó

Hoy los supers se abren a productos que no alimentan el hambre
sino que
llueven desde arriba con pasión de caída
de derrumbe final de cosas químicas
alquimias nimias
superadores de deseos justos

velocidad de caída final
velocidad final de caída
caída de ojos de mujer que ya no quiere
Ritual macabro
plétora de almacenes caídos también en fangos sarnosos

Ellos, místicos alucinados chinos albinos/

y vino un tren, decía Rómulo, con chinos hasta el tope
veo/temo
en la abertura de tus piernas asomar un chino
No me basta con votar en las elecciones a El candidato más fiero de ojos claros
y pasado torvo
NO, y no,
aunque el cielo se enoje con lluvia por la noche
de lluvias de meteoritos colmados
de gordos chinos aunque no sean sumo
así de grandes y feos
odiosos chinos
caerme como fétidas inmanejables fieras
comercios
colores de mafias chinas
reunidos en largas mesas a políticamente idear
los pasos a seguir
para dominarnos


continuara...

domingo, mayo 22, 2011

Como la belleza




O como el sol en el ocaso merma
O como la pendiente
En el desliz se delata
Tanta belleza junta!
Pretendida 
de acumular evidencias
O acaso el sol en el ocaso merma

La belleza sería…
Negación y
Exaltación
De lo fáctico

Casi nada intelectual
Prisma primero solo.

martes, mayo 17, 2011

3 movimientos











Noche. El auto esta estacionado (frente al teatro). El futuro conductor-varón toma de una petaca, resalta fantasmal, un trago con algún tipo de alcohol. El auto conducido avanza. A la vuelta de la esquina las compañeras de la oficina aun ríen con fuerza por un detalle a la hora de cambiar sus ropas antes de salir del trabajo; es decir, no tengo idea del porque. La noche tiene el tono de la incongruencia. Leo en subteterraneo, lleno, después de pispiar tapas de libros (subte que olía a orín y cadáver); ediciones en su mayoría feas, hermosamente expuestas a la perversa vista de los peatones; libidinosos, pensé. Al azar aparente, abrí, y leo:

“Te miré el culo con tanta pasión que el cielo se me vino encima
Que el engranaje del mundo me (te) guiñó en la orilla del tango
Que el sol se secó como una gota de vino en mí

Mina abierta de ojos cerrados al mar de dudas de mi evidente elección
por ella

Mi falo directo al cuore
Abierta la muela de su ser ante lo mío
_ Mimí mía _ La subo
a un pedestal de miedos
de níquel y de demencia joven
Obscenamente mía y de ella
La nuestra”

La verosimilitud demostrada de pasajeros mohosos lustrados o no, histéricos o dormidos, se ve contaminada o corrompida con el libro que cierro; deformados forman filas a los costados del vagón sin gente ya; ahora la masa amorfa de abrigos y camperas; de sombreros y ipods, se apila en el lugar donde se unen los recuerdos con los festejos de una página más. Informe tupido mandado desde el celular de ultima generación con una escena de teatro “quien quiera entrar, que entre” y después, vemos. Informe también sus vistas, entiendo. Corrupto níquel...: Escape imposible. Apresada gente en bola humana en subte B. El aparente cause, es joven de libro en mano delgado alto de mirada torva. Diarios y folletines nada dirían de sucesos tan poco comprobables.
Orgiástica belleza del mundo corrupto. Si. Deberíamos vender armas; y que se maten los negros en África; casarnos con dos señoritas púberes virginales. Pero nuestra moral no esta a la altura, no. Nos consideramos y vemos solamente como pequeños sujetos que hacen pequeñas cagaditas; señores de sombreros de alas no muy anchas con teléfonos conectados. Matar al padre; cojer a la madre… el hombre del auto, gira a alta velocidad por una calle oscura. Presiona algo dentro de su pantalón con una mano, sin ver. Se silencia todo, en dos instantes.


miércoles, mayo 11, 2011

PREFACIO PARA LA EDICIÓN CASTELLANA "Ferdydurke"



PREFACIO PARA LA EDICIÓN CASTELLANA

Este libro vió la luz del día en Polonia, un ano antes de la guerra y para comprender su clima no hay que olvidarse de esta fecha. Yo antes había publicado un volumen de cuentos intitulado Memorias del período de la maduración.
Como la mentalidad polaca de preguerra iba por caminos completamente distintos del que yo había elegido, no abrigaba al publicar
Ferdydurke mayores esperanzas de éxito. Si a fin de cuentas las cosas no salieron tan mal, esto se debe a un grupo de decididos y fervientes partidarios de esta aventura, que eran en su mayoría gente joven. Gracias a ellos el libro fué ampliamente analizado y lo que se ha escrito sobre Ferdydurke en estudios, polémicas, comentarios, etc., sobrepasa varias veces su tamaño No obstante, ni yo ni Ferdydurke hemos entrado de lleno en la literatura oficial polaca lo que, por cierto, nos apena muy profundamente.
Cuando las olas de la polémica estaban por calmarse y pensaba en escribir algo nuevo, fui invitado a participar en el viaje de inauguración de un nuevo transatlántico nuestro, puesto en servicio entre Polonia y la Argentina. Llegué aquí para tres semanas solamente, pero ellas se prolongaron en más de seis años, ya que estalló la guerra. Los que a través de
Ferdydurke captarán ciertas particularidades de mi alma, comprenderán también por qué el alma, en vez de buscar vinculaciones con los ''círculos" locales llevaba una vida anónima y bohemia muy cercana, desgraciadamente, a la miseria. Perdido en este país, entontecido y aplastado por los acontecimientos europeos, vagaba por las calles sin ganas de hacer nada, o, bajo una mesa de café, lloraba amargamente. Me alejé por completo de las letras, y sólo debo a mi feliz inclinación hacia el infantilismo que, a pesar de toda índole de desastres y humillaciones, lograra conservar un grano de alegría. Últimamente me ha vuelto el ánimo para el trabajo literario y creo que en breve tendré el placer de publicar alguna nueva obra.

Ahora ya sabéis de dónde os cayó este librito. Claro está que no se trata aquí de una novela realista y por lo tanto no hay que imaginarse que –digamos– los escolares polacos en realidad se preocupan hasta tal punto por su inocencia o que los criados fueran abofeteados por sus señores. Tampoco se trata de un libelo político, pues este libelo no tiene nada que ver con la derecha ni con la izquierda. ¿De qué se trata, entonces? Comprobé en Polonia que, a pesar de la abundancia de prefacios y aclaraciones, el sentido general de Ferdydurke escapó a muchos lectores, al extremo que varios llegaron a dudar si Ferdydurke tendría algún sentido. Sin embargo lo tiene y no hay inconveniente en exponerlo así nomás –de modo sencillo y sin ninguna clase de muecas– si esto puede facilitar la lectura.
Los dos problemas capitales de Ferdydurke son: el de la Inmadurez y el de la Forma. Es un hecho que los hombres están obligados a ocultar su inmadurez, pues a la exteriorización sólo se presta lo que ya está maduro en nosotros. Ferdydurke plantea esta pregunta: ¿no véis que vuestra madurez exterior es una ficción y que todo lo que podéis expresar no corresponde a vuestra realidad intima? Mientras fingís ser maduros vivís, en realidad, en un mundo bien distinto. Si no lográis juntar de algún modo más estrecho esos dos mundos, la cultura será siempre para vosotros un instrumento de engaño.
Pero
Ferdydurke no sólo se ocupa de lo que podríamos llamar la inmadurez natural del hombre. sino ante todo de la inmadurez, lograda por medios artificiales: es decir que un hombre empuja al otro en la inmadurez y que también –¡qué raro!– del mismo modo actúa la cultura. Existen muchas razones por las cuales uno tiene interés en que otro caiga en la inmadurez, pero la más importante es nuestro amor por la inmadurez en sí. Ahora, la cultura infantiliza al hombre porque ella tiende a desarrollarse mecánicamente y por lo tanto le supera y se aleja de él.
El héroe de
Ferdydurke, infantilizado primeramente por el temible Pimko, se ve arrastrado en el proceso de mutua inmadurización que constituye el gran goce secreto de la humanidad, su diversión más dulce y su dolor más terrible. ¿A qué tipo de psicología nos lleva este proceso? Los personajes de Ferdydurke no tienen ideales, ni dioses, sino "mitos inmaduros" que podríamos definir como un ideal adaptado al nivel de la auténtica realidad intima del hombre (mito del peón, de la colegiala, de la tía, etc.). Ellos no hacen lo que quieren, ni tampoco sienten según su propia naturaleza, sino que la mayoría de sus sentimientos y actos les es impuesta desde el exterior. Se empujan mutuamente hacia actitudes, situaciones, sentimientos o pensamientos ajenos a su voluntad y sólo después se adaptan psíquicamente a lo que se les ha ocurrido cometer buscando ex post una justificación y explicación. . . siempre amenazados por el absurdo y la anarquía. Sus dos rasgos característicos más destacados son los siguientes: primero, el aparato de las formas maduras de la cultura no es para ellos nada más que un pretexto para entrar en contacto entre sí –y para gozar y excitarse recíprocamente– y para armonizarse en sus dolorosos, inmaduros juegos. Lo importante para ellos es bailar; qué baile bailan, no les importa. Segundo: ellos sin cesar producen la forma, pero nunca la logran. No tienen creencias, ideales, convicciones, aptitudes, sentimientos, sino se los fabrican según sus necesidades y las necesidades de la situación. A cada momento se fabrican entre sí sus personalidades –uno crea al otro.
Ferdydurke sostiene que es justamente nuestro anhelo de madurez lo que nos arrastra hacia esa inmadurez número dos, inmadurez artificial –y nuestro anhelo de forma el que nos lleva a una forma mala. Parecidos a alguien, que temiese su propia desnudez, echamos mano a cualquier vestimenta a nuestro alcance, aun la mas grotesca, y así se crea ese mundo hecho de indolencia, insuficiencia, no-seriedad e irresponsabilidad, mundo de la subcultura. de las formas caducas, malogradas, desviadas e impuras, donde se desarrolla nuestra vida intima. Allí se fabrican sorprendentes sub-ideales, sub-religiones, sub-sentimientos, y varias otras subcosas muy diferentes de las del mundo oficial. Y lo importante es que todo eso se efectúa por vía formal: para que en tal sentido, dos personas se obliguen a la regresión no hace falta que sean pacientes de Freud y del freudismo, porque aquí se trata de algo tan elemental como que el estilo de ser de una persona influye sobre el estilo de ser de la otra.
¿Cuál debería ser nuestra actitud, en tanto que seres conscientes, frente a aquel infra-mundo? El supremo anhelo de
Ferdydurke es encontrar la forma para la inmadurez. Pero esto es imposible. Podemos en forma madura expresar la inmadurez ajena, podemos, por ejemplo, describirla artística o científicamente, pero con eso no logramos nada, porque así no expresamos nuestra propia inmadurez, sino que –de modo maduro– describimos la inmadurez ajena. Aun si nos pusiéramos a analizar y confesar nuestra propia insuficiencia cultural siempre lo haríamos desde el punto de vista de la cultura y en forma madura. Mas para que esta insuficiencia fuera expresada de modo consciente y a la vez directo, sería menester que nos esforzásemos en escribir, no libros sabios sobre el tema de la tontería, sino sencillamente libros tontos –y malos– e indolentes– lo que, claro está, es un disparate. Por eso ni la ciencia, ni el arte, ni ningún otro medio de expresión cultural, permite al hombre manifestar por vía directa su propia realidad inmadura, condenada al eterno mutismo. Mas por otra parte, si todos vamos a seguir con esa mascarada obligatoria e inevitable, la cultura irá convirtiéndose en un juego cada vez más mecánico y fragmentario, y por fin perdería todo contacto con nosotros mismos. Si yo, hablando con Fulano, trato siempre de ser lo mejor educado posible y el hacer lo mismo respecto de mí, nuestra conversación pronto se volverá tan bien educada que terminaremos por sentirnos muy molestos –y eso es lo que ocurre con nuestro arte que se vuelve demasiado "artístico", con nuestra sutileza que se vuelve demasiado sutil o nuestro heroísmo que se vuelve demasiado heroico. ¿Qué nos queda entonces por hacer? Estamos en la situación de un niño que se ve obligado a llevar un traje demasiado grande para el y en el cual se siente incomodo y ridículo; el niño no puede quitárselo puesto que no tiene ningún otro, pero, por lo menos, puede proclamar en voz bien alta que el traje no esta hecho a medida, y de tal modo establecerá una distancia entre el traje y su persona. Esto significa: tomar distancia frente a la forma. Cuando logremos compenetrarnos bien con la idea de que nunca somos ni podemos ser auténticos, que todo lo que nos define –sean nuestros actos, pensamientos o sentimientos– no proviene directamente de nosotros sino que es producto del choque entre nuestro yo y la realidad exterior, fruto de una constante adaptación, entonces, a lo mejor la cultura se nos volverá menos cargante.
Ferdydurke, ademas de plantear este postulado teóricamente, se propone realizarlo en la práctica. Desde luego yo no podía hacer otra cosa sino tratar de escribir un libro bueno y no un libro malo. Pero lo que quería conseguir a toda costa, era una mayor libertad de palabra en este campo de la cultura, donde el escritor malo, no puede decir nada porque es malo y el bueno tampoco puede decir algo porque es bueno –esclavo de su nivel y de su estilo– asustado por su grandeza, su situación social y sus múltiples (a menudo ilusorias) responsabilidades. Por eso en vez de ocultar mi propia persona en tanto que autor, la puse en juego junto con las personas de mis héroes. En vez de esconder mi insuficiencia cultural, mi dependencia de la esfera inferior y los móviles personales de mi trabajo, como lo hacen otros autores, los desnude con toda crudeza y además demostré mi propia inconformidad con la forma de la obra: el rector puede ver cómo me enloquece la tiranía de las formas idiomáticas, el mecanismo del estilo, la construcción y la armonización de las partes, etc., etc.... Así que Ferdydurke tiene un doble aspecto: por un lado es un relato y una novela, una descripción y, por otro, un acto de mi lucha personal con la forma. Aquí el autor, confesando su propia inmadurez, consigue –supongo– más soberanía y libertad frente a la forma y, al mismo tiempo, deja entrever el mecanismo de su inmadurez.

¡Uff! Este sería el esqueleto intelectual de Ferdydurke. Yo no soy ni filósofo, ni psicólogo, y pido disculpas por las eventuales fallas de exposición. Ni siquiera sé si mis puntos de vista son nuevos y originales; y eso no me preocupa porque no espero realizar descubrimientos, sino proyectar al exterior con la mayor energía posible todo un cúmulo de asuntos, que, indudablemente, me hicieron sufrir mucho. Cada uno se queja de lo que le duele y yo hago lo mismo. Me cuido muchísimo que mi voz no suene nunca como la de un "escritor", "filósofo", "poeta", "intelectualista", sino como la de una persona privada. En verdad, cuando empezaba Ferdydurke no sabía casi nada de esas ideas y ellas me vinieron por sí mismas a medida que escribía. Al crear este poema orgullosamente práctico sabía sólo que debía emprender algo así como una "crítica desde abajo", y que llegaba la hora de arreglar cuentas tanto con el mundo superior como con el inferior, pues ambos me fastidiaban bastante. Y francamente me cuesta reducir una obra tan alocada en sus absurdos y desenfrenada en sus intenciones a un esqueleto seco, duro y rígido.
Me atrevo a creer que en todo caso la publicación de
Ferdydurke en la América Latina tiene su razón de ser. Existen varias analogías entre la situación espiritual de Polonia y la de este continente. Aquí como allá el problema de la inmadurez cultural es palpitante. Aquí como allá el mayor esfuerzo de la literatura se pierde en imitar las "maduras" literaturas extranjeras. Aquí y allá los literatos se preocupan por todo menos por verificar sus derechos a escribir como escriben. En Polonia como en Sudamérica todos prefieren lamentarse de su condición inferior de menores y peores, en vez de aceptarla como un nuevo y fecundo punto de partida. Pero mientras en Polonia la formidable tensión de la vida echa por tierra toda esa "escuela literaria" (la palabra "escuela" está aquí plenamente justificada) la apacible existencia del feliz sudamericano le permite eludir la revisión básica de esas cuestiones, le induce a menudo al cultivo de cominerías estéticas e intelectuales y un estéril formalismo sofoca toda su expresión. Dudo mucho si mis razones serán compartidas por los maestros consagrados de ambas literaturas, pero fijo mis esperanzas en los maestros que están por nacer.

Esta traducción fué efectuada por mí y sólo de lejos se parece al texto original. El lenguaje de Ferdydurke ofrece dificultades muy grandes para el traductor. Yo no domino bastante el castellano. Ni siquiera existe un vocabulario castellano-polaco. En estas condiciones la tarea resultó, tan ardua, como, digamos, oscura y fué llevada a cabo a ciegas –sólo gracias a la noble y eficaz ayuda de varios hijos de este continente, conmovidos por la parálisis idiomática de un pobre extranjero.
La realización de la obra se debe ante todo a la iniciativa y el apoyo de Cecilia Benedit de Debenedetti, a la cual deseo expresar mi mayor agradecimiento.
Bajo la presidencia de Virgilio Piñera, distinguido representante de las letras de la lejana Cuba, de visita en este país, se formó el comité de traducción compuesto por el poeta y pintor Luis Centurión, el escritor Adolfo de Obieta, director de la revista literaria "Papeles de Buenos Aires" y Humberto Rodríguez Tomeu, otro hijo intelectual de la lejana Cuba. Delante de todos esos caballeros y gauchos me inclino profundamente. Pero, además, colaboraron en la traducción con todo empeño y sacrificio tantos representantes de diversos países y de diversas provincias, ciudades y barrios, que de pensar en ello no puedo defenderme contra un adarme de legitimo orgullo. Colaboraron: Jorge Calvetti, Manuel Claps, Carlos Coldaroli, Adán Hoszowski, Gustavo Kotkowski y Pablo Manen (pacientes pescadores del verbo), Mauricio Ossorio, Eduardo Paciorkowski, Ernesto J. Plunkett y Luis Rocha (aquí se juntan Brasil, Polonia, Inglaterra y la Argentina), Alejandro Russouich, Carlos Sandelin, Juan Seddon (obstinados buscadores del giro adecuado), José Taurel, Luis Tello y José Patricio Villafuerte (eficaces e intuitivos). Debo también eterno agradecimiento a un simpatiquísimo señor, ya de edad, y muy aficionado al billar, que en un momento de feliz inspiración me procuró la palabra "remover" de la cual me había olvidado por completo. Tengo que agradecer –¡por Dios!– a todos esos nobles doctores en la "gauchada", y a los criollos les digo sólo eso: ¡viva la patria que tiene tales hijos! Si a pesar de un número tan serio de colaboradores el texto castellano tuviese alguna falla proveniente, no de las insuperables dificultades de la traducción, sino del descuido, esto se debería, creo, al exceso de amenas discusiones que caracterizaba las sesiones, realizadas casi todas en la sala de ajedrez de la confitería Rex bajo la enigmática y bondadosa sonrisa del director de la sala, maestro Paulino Frgdman.
¡Me alegro que
Ferdydurke haya nacido en castellano de tal modo, y no en los tristes talleres del comercio libresco! Todavía una palabra: a lo mejor el libro pasará desapercibido, pero seguramente algunas personas de mi amistad se sentirán obligadas a decirme una o dos frases, de esas que siempre se dicen cuando un autor publica un libro. Quisiera pedirles que no digan nada. No, no digan nada, porque, debido a toda clase de falsificaciones, la situación social del así llamado "artista", se ha vuelto en nuestros tiempos tan pretenciosa que todo lo que se le pueda decir suena a falso y, cuanta más sinceridad y sencillez pongáis en vuestro "me gustó muchísimo" o "estoy encantado", tanta más vergüenza para él y para vosotros. Callaos, pues, os lo ruego. Callaos en espera de un futuro mejor. Por el momento –si queréis expresar que os gustó–, tocad sencillamente, al verme, vuestra oreja derecha. Si os agarráis la oreja izquierda sabré que no os agradó, y la nariz significaría que vuestro juicio está en el medio. Con un leve y discreto movimiento de la mano agradeceré esta atención para con mi obra y así evitando situaciones incómodas y aún ridículas, nos comprenderemos en silencio. Muchos saludos a todos.

WITOLD GOMBROWICZ.


La Fura Dels Baus. Suz O Suz







Prólogo de “El frasquito”



      Transcurre el año 1977 y trabajo en una librería de la calle Corrientes. A partir de este momento los acontecimientos parecen precipitarse y cada hecho se desencadena como respondiendo a una lógica fantástica. Los nombres y los libros que aquí irán apareciendo comienzan a formar parte de una circulación extraña.
      Acaba de entrar a la librería Cecilia Absatz que viene a regalarme su libro Feiguele, que acaba de aparecer. Nunca nos hemos visto antes, pero al recibirlo tengo ganas de regalarle un libro mío. Me acerco a una de las mesas y tomo un ejemplar de Brillos. Esas manos de mujer casi reducidas a unos guantes verdes, la boca roja de la fiera borrosamente abierta que ilustra la tapa, parecen salir de ella para entrar decididamente en la anécdota.
      Aunque Cecilia me agradece el regalo, me dice que en realidad le interesa leer El frasquito. Por estos años, el libro -como tantos otros- ha comenzado a circular de manera casi secreta, y no por razones de venta ha desaparecido misteriosamente de exhibición en las librerías. Mezclado oscuramente con las tribulaciones de Justine y de Grushenka, aparece en los lugares mas insólitos. Se habla de que El fiord ha sucumbido en un improvisado Farenheit.
      Yo mismo lo he guardado en un estante que lo oculta a las miradas indiscretas, pero en este momento decido sacar un ejemplar y entregarlo a quien me lo ha pedido. No siempre el cazador oculto guarda las formas de ese libro maravilloso, a veces suele metamorfosearse hasta aparecer transformado en una señora respetable, surgida de entre los otros compradores que hay en el local. Exhibe un carnet en que puede leerse que pertenece al comité de moralidad de la Municipalidad, trabajadora "ad-honorem" vía liga de madres de familia me exige, ante la sorpresa de Cecilia y la mía, que le entregue El frasquito. "¡Hace meses que lo estoy buscando!", exclama. Le informo que el libro no está a la venta, que es de mi propiedad personal y que lo estoy regalando. Indignada, me responde que si está en el negocio debo entregárselo. Ante una nueva negativa de mi parte, profiere una amenaza que alcanza para convencerme cuando puedo entender claramente que está dispuesta a llamar a la fuerza pública para lograr su cometido.
      La situación no deja de tener algo de ridículo y de patético. Hasta este momento ella ignora que soy yo quien ha escrito el libro. Intentando apelar a la persuasión le repito que lo estoy regalando. Esta vez es definitiva: "Buena porquería regala ".
      Acto seguido labra un acta de infracción por tener un libro de exhibición prohibida: Monte de Venus, de Reina Roffé. Y me recuerda, de manera recriminatoria, la necesidad de leer todos los días el boletín municipal para estar al tanto de las prohibiciones. Mientras tanto, sigue ignorando que yo me he convertido, y no por la fatalidad, en el personaje de Stevenson, en ese Dr. Jekyll, y no por haber ingerido el contenido de El frasquito sino por haberlo escrito.
      Ante mi insistente requerimiento sobre el destino que le aguarda al libro, la inspectora no hace más que contestar de manera automática: "Pregúntele a Medina". Se refiere, sin duda, al autor de Las tumbas uno de los escritores que más ha sido objeto de censura. Por estos tiempos, creo que se trata de Sólo ángeles. La imaginación de la mujer llega al límite de lo creíble al expresarme que Enrique Medina se dedicó en ese momento a escribir libros para niños sólo para engañar a la comisión de censura y también a ella (Graciosamente, años después alguien acusa indirectamente a Medina -y a los escritores en general de autocensurarse, justamente a él que tenía varios libros prohibidos. Por supuesto que no se trata de elevar una prohibición a una categoria estética, sino de describir los efectos reales de una prohibición. También es cierto que esto último al transformarse en un valor delimita lugares arbitrarios: prohibido - no prohibido, haciendo de la transgresión otra moral.)
      A esta altura de los acontecimientos, la mujer me sigue respondiendo de manera sistemática: "Pregúntele a Medina". Es tal vez por escuchar que cada libro tiene un autor, que me decido a decirle que soy el autor del mencionado El frasquito, el infrascripto. A lo que ella contesta, sin titubear: "Buena porquería escribió". Seguramente que la anécdota, vista a la distancia, resulta nimia, tan nimia como esa inspectora de provincia, pero no era nimio, sin embargo, el hecho de que tuviera poder y era difícil sustraerse a los efectos de una amenaza real como lo que significa apelar a las fuerzas del orden. En ese momento, recordé una frase: "La única pasión de mi vida ha sido el miedo", pero en este destino sudamericano el miedo no es una pasión. La máquina del terror hizo sentir sus efectos directamente sobre los cuerpos.
      El asunto es que como último recurso para eludir la prohibición, acudo a la comparación entre los dos libros que tengo en mano. En nombre de una apelación a la buena letra le sugiero que lea cómo ha cambiado mi estilo de un libro a otro. En un rapto de buena voluntad, la mujer toma Brillos y al azar abre una de sus páginas. Con voz firme lee la siguiente frase: "El tigre Millán tiene marcas en la cara ". Deja de leer, me mira a los ojos y dice: "Usted es un degenerado". Esta vez se trata de un juicio estético pero dirigido a mi persona. Por supuesto que no son épocas para ganar un juicio sino más bien para perderlo. La mujer ya ha labrado el acta de infracción, ha conseguido el ejemplar, ya ha hecho su trabajo. Le pido que se vaya.
      Pasados algunos días La Razón (que poco después del golpe militar había reproducido una elogiosa nota sobre Brillos -aparecida en un diario de México- con el rimbombante y coyuntural título de Brillos Argentinos) publicaba la información por la cual la Secretaría de Comunicaciones prohibía la circulación por los servicios postales de El frasquito y la de la revista de historietas Killing y la sensacionalista Casos. La noticia estaba extractada del decreto municipal del 24 de enero de 1977, calificando el libro de inmoral, por lo cual no podía ser exhibido, circular o estar en depósito en ningún local o librería sin correr el riesgo de ser retirado por la fuerza pública.
      La prohibición de este libro forma parte de la historia de una censura que por sus actos tuvo efectos virtuales y reales. La anécdota de su prohibición parece pertenecer, en cambio, al campo de la ficción; al menos, ese es el sentimiento que me produjo volver a recordarla. Que haya sucedido de la manera que la relaté confirma que la historia suele sobrepasar los límites de la pesadilla.
      A casi quince años de su escritura el libro sigue permaneciendo, al menos para su autor, intacto en su estilo. Una puntuación jadeante, una sintaxis violentada, un peso exacto de las palabras.
      A más de diez años de su publicación -acaecida en los ardores contestatarios previos a la elección de 1973- me viene a la memoria el comentario de Oscar Masotta después de leer el libro: su sorpresa de no encontrar ahí nada reivindicatorio.
      Hoy, que descreo de una literatura maldita que encuentra su razón de ser en la intencionalidad, pienso que la historia de este libro tiene que ver con el lugar en que sus propias palabras lo han situado.
      La anécdota sólo adquiere su valor por su lugar de prueba. Si la economía de la escritura no ha logrado borrar cierta "subjetividad " del relato es simplemente por una cuestión de estilo.
      Una cuestión de estilo que se fue imponiendo en mis libros posteriores. Creo que una frase que debo a la amistad es la que mejor ha definido esa mitología personal: la nostalgia de un lujo que nunca existió.
     Luis Gusmán
Enero de 1984

lunes, mayo 09, 2011

Pecas varias pesadillas locas (nunca es una ni dos)



despertarte y verla a ella horrible de azul parada frente a tu estupor tuerto sentido de tiempos que escurren en la nada de un piso-muerte (que no sabe sostener) o por escaleras eslabonadas de nudos de dolor   maniqueísta   ahí   en la montaña
Encubrimiento de pecas    sostiene una broma       Expeditiva
  
Está ella
  que miente todo el tiempo
y
son aquellas
  a quienes
   Habrá que fustigar
Con interés
Las pecas se posicionan en el flanco más lejano de los tiradores
_Absortos se nefrégan_
Y tiran igual
Y en la lejanía
Cae(n) un montón de niños pelirrojos
   Caen los llantos y las penas en el monte
_Que recordará todo_ ( odio y pesadillas de aquel que no supo y quiere )
Poco frecuente
Poco probable
Que el viento vuelva a soplar
Una historia así.

domingo, mayo 08, 2011

el siempre disponible






Creí encontrar en pocas perchas las anclas ahí donde el sucio suelo se precipita cae aguja rota abeja loca
Creí entonces
(ahora)
Sufrir de caída del pelo pero pero
facilmente diría mucho pero (aun) la síntesis es muy bella
(para mi, Don)


Creí que te fueras con otro seria un horror y apenas me dio
un bostezo ronco sueño


Me pareció creer
en mi
fuertemente
Creí
crecer de día y dormir de viejo de noche
solo y plácidamente
pero NO
Creía
antes
que el mundo se entibiara entre tus mundos
Ser la perla de tu chocha
creía capullo
Ser una especie de flor extrema
de lámpara secreta que te iluminaba desde tus arribas




(pena).
...




Princesa se drogó
(sus manos volaron al cielo). Dijo: tuve sexo con tus padres
(depende el animo cual primero, vio?)

clima FRIO comida CALIENTE
también tendrá


Te chupo la oreja en reclamo
LO HAGO
cosas bastante chanchas


Quiero verte las partes escondidas
si se trabajó bien, si
pero no paro.


Quiero hacerte un pibe!.


















Simón dice:
Vos No Ves:
cadena perpetua para tus ojos.




MORE




Te voy a leer el fondo de la noche
Los pájaros dormidos y la flor abierta
El tipo me ficha fiero
el sol me niega en un soplo
tu nombre escrito en el sobre y mi sueño en otro sobre
Recién me entero de tu animo
caldeado
de tus quehaceres y de tu culpa
El tipo se sonríe
me dice: pibe, deja el violín y larga la guitarrita y cantá,
cantá de una buena vez.
Lo sigo.
Canto como un cacuy, como un cocodrilo, como un pelotudo alado
Esparzo espuma (Demi) en las calles más iluminadas
venidas a menos por mis pedazos y el fondo de la noche/
Suspira.
Me cuelgo de una señal.
El mar me hizo mal pero me quiere.
Alfonsina y su proeza/ una cagada
Su recuerdo mustio.
De una vez el grito sale.
De una vez.
Aspira la noche tanto iluso movible móvil tieso
canto/ corro y temo/
mejor quietito mientras los ojos miran demasiado
El tipo duda: ah, sí?
Si. respondo.
Ahora te quiero ver pendejo.
A-sí , que sos piola? ¿No sabés que no se puede decir?!
Algo en mi (Demi) Tiembla
Te leo en el fondo de la noche un poema en un idioma inentendible.




domingo, mayo 01, 2011

Ocre



Ocre vértigo
Ahora que lo tengo todo voy a morir
Como una profecía auto cumplida
Como el loco de Woody
Salud estornudo
Te puedo ayudar en algo amor?
INCLEMENCIA de
Despojo por
Ocre así
Así de simple
Inclemencias del tiempo explotado en mí

Cumple la sólida demanda
me dice ella desde sus sierras
La sólida montaña de ella
Que es