martes, abril 12, 2011

LUNA (ensayo y primera versión)



El portero repasa cada palabra dicha. Toma nota y estira su entendimiento más allá de los límites de la CABA. Se ve a si mismo en un parque enorme en su extensión con mesas de concreto, parrillas, árboles añosos; caminos desprovistos de lujo y limpieza: plano perdido en medio de una provincia marcada por las continuas racias, los delitos menores pero a diario, las desesperadas intenciones de cambio. El portero entonces Vuelve a la conversación en la palabra anotada: “Luna”. Comprende, ve y razona, que nada bueno pudo significar una palabra como esa en una charla cotidiana. Entonces levanta la mirada. A su frente, Mariana sale del gesto de guiñar un ojo (el derecho) provocándole un cierto desequilibrio. Silencio. Todo estaba dicho sin él notarlo, sin él prestar la suficiente atención requerida, sin sofocar su indulgencia, su ser tan bobo, o su ser, simplemente. El portero en su mente ensaya el salto del tigre en un microsegundo, cayendo de culo en el suelo limpísimo de la antesala del derpa de ella. Su proeza pobre. Su torpeza a niveles de campeonato. Ella, sin embargo, lo mira con amor. Un amor de esos de películas, o de otro tiempo; uno peronista de Perón y fin de semana en los lagos de Palermo, en auto. Para cada hombre imposible, siempre habrá una mujer abnegada.
Explota la granada en su mano. Bella. Los fragmentos reposan, van a parar, junto a la cómoda y el FAL apoyado en vertical perfecta contra la pared, blanca, silente, luminosa; luna.

FIN.

No hay comentarios: