En el año del pozo Hubo un hombre superdotado
Expuesto a la vista de incrédulos aduladores y frondosas damas de compañía q, adornaban sus encajes de flores y espinas, con esmero y muy notable gusto (díselo años más acá, dios mio q descarnado; en el junco de esta historia). Ávidas de vida. Necesitadas de varoniles arrumacos. Perturbadas por la cólera. Nada pendientes de esmerada mofa. Esperaban la llegada del varón y él, el término del pozo (siempre pequeño, decía). Decía:
Ninguna de las mujeres en la sala sabe de saberse quieta
Ni los hombres en las faldas de las mujeres en saberse hombres
La manipulación de los tornillos en sus manos...
es el mejor simulacro de una guerra dictaminada
gritada/ publicada y expuesta
como un juego de roll
hubo de aquel
pobrecito/ q Atisbo abrió la boca / en el momento menos preciso/ e innecesario
un sapo hubo de comer venenoso/ y sin aprovecho alguno
El año del pozo, se extendió un lustro. En este lustro
se inflaron las arcas de sus corazones y se abrieron notables las piernas.
se inflaron las arcas de sus corazones y se abrieron notables las piernas.
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