En Acapulco leen:
"Por los andariveles corrientes los frutos de aquella relación nacieron: pepas de luto que gritaban a cada ojo posarse en sus cuerpitos Temían tanto mal
Golpes sutiles de aquellos que no se ven a simple vista
Fueron arrancadas de raíz por manos diestras Prensiles desde la época de los monos lampiños De toda acumulada inteligencia aun sin provocar muertes organizadas en guerras bestiales
cáscaras y gas
por cántaro un vacío insondable
por palabras cobardemente calladas
el futuro mustio."
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