Puños de hombres (rojos) con dedos amarillos de tabaco, ayer...
ahora me imagino a John en la playa y _ no puede ser q el catolicismo italoamericano se/ _ deje mojar-se las patas por un dios gordo de dientes de oro y diamantes. Un duende obeso, dueño de un banco aun local q estafa a los ciudadanos.
El tipo gritaba detrás de la pobreza, de la imposible comunicación "QUIERO DROGAS Y MINAS" pero en el orden otro, para así poder algo. Pobre del bruto Buko, solo una parte mínima de mi se le pudo pegar. Dormido en la playa arropado por una manta de negro y color marrón y algo antes blanco; o vomito y pulgas de hombre
"QUIERO SEXO" grité gritó gritamos todos juntos: las pulgas, la mujer, yo, la droga y la botella. Juntos, como un dios raquítico, como si una nube de cenizas nos viniera a cubrir con la fuerza de un tren ("LA VERDARERA MIERDA ES Q NOSOTROS VAMOS A SOBREVIVIRLA"): caía un rayo de odio entre los palos mohosos del muelle y, de la boca de la mujer como un humo igualmente de rosado; dijo ("ESTE ATARDECER ES UNA MIERDA BIEN BUENA"): "Le tengo miedo a los pelirrojos, son gente despiadada. Mi padre lo era antes de venirse pelón y déspota. Cada castigo solo representaba la antesala a una nueva seguidilla de golpes. Por eso mi madre supo huir de él. Por eso se q es q estoy a tu lado, acá, Lector. q no voy a sobrevivir pero el Buko si, y John también, y la droga verdadera, pero no yo, q seré comida de una gran nube de polvo ruin y con la fuerza de un tren, como un dios raquítico, Lector. Lector...:
Me llegó el verde por el correo ayer por la tarde. El me lanzó una mirada asesina. Pensaba en Alemán ordenadamente enamorarse de una puta y castigarme de certezas morales, mi empequeñecida mente. Solo después del castigo mi padre, me dejaba juntar los trozos del suelo. Debí haberlo matado aquella vez q lo tuve a tiro. Pero una nena de mi nombre con un sol tan grande sobre de si misma María y José... como una puta moral sureña. o el caprichito de venirse conmigo, azul.
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