lunes, enero 26, 2015

Época Olor Flor

a MM.


Época Olor Flor

"Ni siquiera la grandeza de decirlo fácilmente (les doy): Cuanto mas sofisticada es la mente de una, menos probable me parece la posibilidad de enamorarme", tiró como al podrido aire de la ciudad de tres vías Y 6 y cuarto de la tarde la Tal MM. Eterna sonrisa.
Yo, lo excretaría así: "Ya no creo poder enamorarme". De esta forma.

Gotéa la napia de Lucho y pesto, en la olla de Bruno de Martita. Fideos sin tuco. Esperamos que nos llamen del certamen sin solución otra que ingesta indiscriminada de litros de ”o.h.o.”. Pronto, por no decir en un rato, voy a apagar la tele y me voy a ir.

Unas pocas veces temo de mi mente (no de la de “M” que me gusta y no sé por qué). Y no temo un huevo!, me chupo un poco de un bidón en la calle y me cago de miedo otro poco y porro, pero de tanto en, a veces.
Me miro y me fritó otro huevo y saco cuentas para que ni uno ni otro queden poché. (Lo que es imposible, casi).

Me encuentro me, diciendo me, no digas gerundios y los escribo constantemente en los baños públicos; sobre las puertas y paredes, dando datos, fundamentos para un llamado futuro y la concreción de un negocio. Tramité, administrativo de sexo y vida y banco y dinero. Y teléfono. Mis gerundios y. olor a flor de su cadera "M". recostada en la gránula de olfato de la tarde de ciudad. Porno estrella naif. Hollywod del buen aire. Corazón bebe. Nonato. Albañilería intelectual que teme ella sí, lugar común de la apariencia, no poder enamorarse ya más. (De un ser humano porque de animales siempre pudo). Reporter, eso. Época olor flor. Carrera. Sanguchito.





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