viernes, marzo 13, 2015

Samba _ o 3ª persona _

Reviso y agrego palabras a un textito viejo y me llega el tango del 28 "Mama, yo quiero un novio"
(que sea milonguero, guapo/
y compadrón). Lo busco. Encuentro otro llamado "Compadrón" cantado por Tita. Me asusto. Pienso en Mariana (mítico personaje de este escarnio). Resuelvo sumarlo a la fiesta. Pienso en la mujer como formación rocosa y dual. Se me astilla el alma de pensar de mas. "Compadrito a la violeta,
si te viera Juan Malevo
que calor te haría pasar... "







Como ya estoy cansado de contarte, amiga, usted ha sido muy mala, pero muy mala conmigo. Recientemente y a lo largo de meses en los que fui vapuleado por su ira contenida (nunca demostrada en su mayor expresivo) aprehendí el callar. Así yo, por lo tanto, el último vestigio para actuar que creo poder al expresarme, es en este momento jugar con tonos dejados de lado hace muchas estaciones y ver pasar al tren con sus pareceres, desde la orilla, sin que su mal pueda darme alcance. Es decir:

Hace poco escribí mi primer coment seriamente desde que tengo una P.C.

(Cagué: Está todo en manos del destino). Si tengo o no oportunidad de que me vean y pegarme la capucha, capucha, contra el mural de escritores y pares. O bien, mejor regalarte la batata y la bata y cagarme en que me dejen comentarios tales como: “pibe no servís”; “¿terminaste la primaria?” Y cosas así. Así estamos amigos.

Felicidades en este y en cualquier otro.

Ya que.

El psiquiatra lo derivó a un psicólogo de experimentación conductista. _Esto no es solo poco frecuente sino por sobre cualquier otra especulación algo bastante poco verosímil aunque especifico y muy cercano a lo verídico_. El trabajito en cuestión se asentaba en tener los diálogos en un estado semipúblico, para así, ir superando el notable palpitar de su cuore debido a una fobia leve y la consabida depresión crónica de la que todos informados ya fuimos. (Leve, debiera de ser tomado de forma juguetona o al menos bola, ya q la levedad se expresa rotundamente y no de modos módicos, como ud, tan bien estudió, mi querido lector. Filosofía esta de bailongo o sonajero).

El señorito de los sueños despiertos se enterró a si mismo en lo profundo de un lago de aguas calmas en su superficie y te espero: 
se ahogaba dando lugar a sus palabras gastadas; hablase. Se fue a una tierra de agua salada en medio de un mar de encantos perdidos. Un mar de lava tierna. Hola, amor, fue lo que se le oyó decir después, solito sin que ningún sociólogo se lo produjera, ni él mismo.

Continúe G.

No.

¿Que cree que represente que no quiera hablar ahora que ya comenzó?, el terapeuta indagó. 
Supongo que algún pancho se me soltó de la galera y que los sueños se me ahogaron en un pequeño mar putrefacto. G. bromeaba sin énfasis.

Los monos se iban agrupando en torno de los dos hombres. El muelle se colmaba de monos sanos de la mentalidad y observaban la clínica.

- Lo que creo es que debo tener un pasado inquieto con quien jugar a la muerte y capacidad de boicotearme que demuestro en múltiples ocasiones.

Silencio. /

Así como Lola fue separada de su hermana siamesa y como Lau leía por quinta vez “mi lucha”, G. devenía en Athorino. 
El psicólogo había estudiado de joven la carreraza de odontología y le hablaba en el presente del muelle de esta forma; tuteándolo por primera vez: ¿... verdaderamente viviste con Laura, la que llamás “loca”?

Pienso en la mujer como formación rocosa y dual.

 O

 Mama yo quiero un novio - Tango – 

Cansada de los gomina,
los niños bien y fifí,
ayer oí que una piba
con bronca cantaba así:

Mama, yo quiero un novio
que sea milonguero, guapo/
y compadrón,
que no se ponga gomina,
ni fume tabaco inglés,
que pa’ hablar con una mina
sepa el chamuyo al revés.
Mama, si encuentro ese novio
juro que me pianto,/
aunque te enojés.

Ayer un mozo elegante
con pinta de distinguido
demostrando ser constante
desde el taller me ha seguido,
mas cuando estuvo a mi lado
me habló como un caramelo
del sol, la luna y el cielo
y lo pianté con razón.

Mama, yo quiero un novio
que sea milonguero, guapo/
y compadrón,
de los del gacho ladeado,
trencilla en el pantalón,
que no sea un almidonado
con perfil de medallón.
Mama, yo quiero un novio
que al bailar se arrugue/
como un bandoneón.

Yo quiero un hombre copero,
de los del tiempo del jopo,
que al truco conteste quiero
y en toda banca va al copo.
Tanto me da que sea un pato
y si mi novio precisa
empeño hasta la camisa
y, si eso es poco, el colchón.

Mama, yo quiero un novio
que sea milonguero, guapo/
y compadrón,


Letra: Roberto Fontaina.
Música: Ramón Collazo.

Grabaciones: el primero en llevarlo al disco fue el cantor Alberto Vila el 2/9/1928 (el párrafo inicial introduce en la temática, para que pueda ser cantado por un varón). También lo hizo Roberto Díaz con la Orquesta Víctor. Muchas cancionistas lo registraron, entre ellas: Juanita Larrauri, Margarita Silvestre, Gloria Vélez, la japonesa Ranko Fujisawa y, entre las más difundidas, figura la interpretación de la uruguaya Nina Miranda con Donato Racciatti.

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