viernes, julio 15, 2016

De Dynamo




Desde que dejé el cassette dynamo abandonado en la casa de Julio (tres días bajo tierra no fueron más que el engaño del que se agarró para odiar) mi vida se fue a la mierda. Su departamento en edificación en vertical de buenos aires de la década del culo, me dejó mareado. Sonába el portero eléctrico todo el rato, todo el tiempo, todo el mundo lo hacia sonar. Chicos y nenas que pedían ropa en desuso, o comida y Julio con su cabeza en eterno vaivén seguía las oscilaciones de la música de Soda y yo me volvía loco del porro que me tenia que fumar solito. Él cayó en un pozo peligroso en cuanto me dejé olvidado el sónico de cinta magnetofónica. (Tres días bajo tierra no fue más que el engaño del que se agarró para odiar, Julio, mi amigo encerrado en un pozo).


Me fui y cayó en él. 

Llegaron los soldados 
Los herederos de un mal antiguo de resonancias místicas y bastante pelotudas  _no vamos a escatimar barretas en este mar de bolsas plásticas ahogando a peces ciegos _. 
Revisaron el pozo con peluches de Mao en sus manos 
Una agenda Grande 
en donde anotaban cada gesto en sus ojos La coloratura de sus cabellos 
los del pelo no los de las axilas ni los de sus genitales. Fueron y eran un resabio y un reguero de paramilitares de gorras ladeadas De y Con figura recia de masturbadores crónicos 
Dinamitaron los al rededores del pozo con infamias mentiras cool y soporíferas palabras envueltas en humo de baratas sustancias prensiles e insustanciales 
Para todo esto A todo esto, Julio, ya estaba en ascuas sentado centrado en el hueco; en el justo medio del hoyo 
Respire profundo, my lord, musitó el mocoso de los ratis 
Arrancó en ese mismo soplo el tema En remolinos 
La puto q te parió, zopenco! (el más fuerte al más pelotudo)  
Vamos a electrocutar a esta bestia, ya mismo!. 







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